Galeses, una cultura que se mantiene desde el siglo XIX
Capillas de ladrillos sin cruces a la vista, casas de piedra, construcciones victorianas, coros, un servicio de té interminable y una lengua que se sigue hablando: la herencia de la cultura galesa atraviesa la geografía de Chubut y es una de sus tradiciones más visibles y disfrutables.
Desde su llegada a Chubut en 1865, los galeses desarrollaron su cultura manteniendo su idioma, su religión y sus costumbres. Hoy podés ver esa herencia en 18 capillas protestantes neogóticas, en casas de piedra y arquitectura de ladrillo y chapa, en la actividad coral que reúne a la comunidad en diversas ceremonias, y, por supuesto, en el té galés, un servicio de tortas, panes y dulces caseros, que unió la tradición gastronómica de Gales con los productos que encontraron los colonos en Chubut, y proviene de una costumbre de la colonia.
Después de cada oficio religioso o reunión, se compartía un té comunitario en las capillas, donde cada participante llevaba sus productos con recetas familiares. Ese espíritu de comunión en torno a los productos propios es lo que se busca transmitir en un servicio de té galés, donde la reina es la torta negra.
La colonia se extendió por toda la provincia; por eso, muchas localidades conservan costumbres, arquitectura y gastronomía, además de algunos nombres galeses: Gaiman («Piedra de afilar»), Trelew (“Pueblo de Luis”), Dolavon (“Prado del Río”), 28 de Julio, Rawson, Puerto Madryn, Trevelin (“Pueblo del Molino) y Esquel. Cada lugar tiene huellas galesas para disfrutar, de una cultura que forma parte del ADN de Chubut.
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